Este cuenco de tamaño mediano aproximadamente 17cm de diametro es una pieza única, modelada a mano con barro y horneada a fuego de leña, donde el calor y el humo dejan sus huellas irrepetibles.
El diseño esgrafiado a mano, línea por línea, convierte a cada cuenco en una obra que combina arte y funcionalidad. Ideal para el uso diario: ensaladas, guisos, sopas, cereales, frutas, infusiones o lo que quieras disfrutar con calma.
Su belleza simple y cálida transforma lo cotidiano en ritual.
-------- Cuencos de barro con alma de fuego --------
No es un cuenco.
Es una pequeña vasija de tiempo.
Un nido de tierra que aprendió a sostener lo sagrado del alimento.
Modelado a mano,
como se amasa el pan con amor o se acaricia la frente de un ser querido,
cada trazo esgrafiado sobre su superficie cuenta una historia.
Son líneas que nacen del pulso —no de la máquina—
y dibujan mapas invisibles entre la mano y el corazón.
Estos cuencos fueron horneados a leña,
allí donde el fuego respira lento y conversa con el barro.
Por eso sus paredes llevan marcas únicas,
sombras del humo, huellas del calor,
como si guardaran en su piel el recuerdo de una fogata ancestral.
Son humildes y poderosos.
Te invitan a detenerte.
A servir la sopa con presencia, el té con gratitud,
a mirar el interior del cuenco como quien contempla un paisaje.
Porque en el gesto de comer,
cuando se vuelve consciente,
hay también ceremonia.
Y estos cuencos están hechos para eso:
para traer belleza a lo cotidiano.
Para recordarte que cada comida puede ser un ritual.
Hechos con intención para que la tierra también se sienta a la mesa.