Esta olla ceremonial de cerámica está hecha completamente a mano, inspirada en las antiguas vasijas mayas encontradas en el sitio arqueológico de Río Azul, donde el cacao era considerado una bebida sagrada, reservada para rituales, ofrendas y encuentros con lo divino. Su forma honra fielmente los diseños originales, incluyendo su característica tapa a rosca, que permite sellar y conservar el contenido con firmeza, además una manija facilita su transporte hacia la ceremonia con una sola mano, como quien lleva una ofrenda viva al fuego.
Modelada con barro natural y horneada a leña, cada pieza conserva en su superficie las marcas únicas del humo y la cocción ancestral, haciéndola irrepetible. Está pensada para acompañarte en rituales conscientes, encuentros grupales o momentos íntimos de conexión. Es apta para fuego directo, lo que permite preparar el cacao de forma tradicional, calentándolo lentamente en contacto con la llama, como se hacía desde tiempos antiguos.
Además de su belleza ceremonial, esta olla es una pieza funcional, resistente y cargada de intención. Puede usarse también para preparar infusiones u otras bebidas sagradas, aportando una presencia cálida, terrenal y significativa a cada encuentro.
Hecha con respeto por la tierra, el fuego y la memoria, esta olla de 1,9lts de capacidad te invita a sostener algo más que una bebida: te invita a sostener un instante sagrado.
-------- Cacao Medicina Elixir de los Dioses --------
Hechas de barro y memoria,
estas ollas guardan en su forma el eco de los templos,
el murmullo de la selva,
y el misterio del cacao sagrado.
Inspiradas en las antiguas vasijas halladas en Río Azul,
donde los mayas ofrecían su bebida divina a dioses y reyes,
estas piezas nacen para sostener el corazón líquido del cacao,
bebida que despierta, que conecta, que honra.
Su forma no es casual:
el cuello ancho, el cuerpo generoso, el equilibrio preciso
responden a una sabiduría antigua que aún vive en la arcilla.
Y su tapa a rosca, original del diseño maya,
permite cerrar con firmeza la olla ceremonial
y transportarla con una sola mano gracias a su manija,
como quien lleva una ofrenda viva hacia el fuego sagrado.
Modeladas a mano,
con fuego, con agua y con intención,
cada olla es una puerta al tiempo ceremonial,
un altar de tierra para preparar el cacao con respeto,
como se hacía cuando las palabras eran canto
y el alimento, oración.
Al servir cacao en estas ollas,
no solo ofreces una bebida.
Ofreces presencia,
ofreces vínculo,
ofreces raíz.
Porque el barro recuerda lo que fuimos.
Y el cacao despierta lo que somos.
